Aunque no estemos juntos, estarán los recuerdos...

viernes, 12 de abril de 2013




Marcas en la piel





Con el juegos de llaves que nunca hacia dejado logro entrar como un amante a la casa de Lu, con la excusa que Jos sin poder dormir lo había llamado pudo engañar a los guardias que lo conocían desde que era su jefe, no podían impedirle la entrada. Adentro todo estaba oscuro hasta el servicio de la casa estaba dormido ya, no prendió la luz por no quería despertar a nadie, así fue en dirección al cuarto de Lu, conocía el camino perfectamente nada había cambiado desde que el se había ido. Tocando las paredes para guiarse hasta que encontró el picaporte de la puerta, lo abrió con mucho cuidado, no quería despertarla aún, como un tigre en casería fue sigilosamente acercándose a su cama, el cuarto esta ligeramente iluminado por la luna que entraba por la ventana, unas cortinas blancas casi transparentes se movían por la brisa ligera que corría esa noche. El la observo dormir unos minutos, luego le empezó a acariciar sus piernas suavemente, subiendo por todo su cuerpo recorriendo sus brazos sus mejillas hasta su pelo. Ella de a poco se fue despertando, primero pensó que estaba soñando que esas caricias no eran más que producto de su imaginación pero hasta tomo conciencia de que el estaba ahí, se sobresaltó y cuando estuvo a punto de preguntarle que así ahí el la callo con el dedo en sus labios.


Los dos estaban sentados en la cama, el seguía con su recorrido mientras la daba unos tiernos besos, cuando llego a su cuello el beso se convierto en algo más fogoso, con intensidad, marcando en ella su territorio, dejando en claro que era solo para el, mientras la besaba una de sus manos le acaricia una nalga por debajo del baby doll azul que Lu tenía puesto.


Ella le jalaba el pelo, con gritos de excitación por esos besos, chupones, pellizcos en las nalgas que Manuel le hacía, mientras trataba de despojarlo de ropa a el.


El deseo y la pasión fueron aumentando, sus cuerpos desnudos sobre las sábanas hacían la unión perfecta de dos almas enamoradas, el bajó con su lengua por su cuerpo hasta llegar a besar todas las partes de Lu, llevando a un estado de magia que deliraba su cabeza, se amaron toda la noche, llegaron al clímax con vaivenes llenos de energía gritando el orgasmo como todas sus fuerzas. Con los cuerpos agotados tendidos en la cama, envueltos en sudor se quedaron dormidos.


A la mañana siguiente cuando Lucero se despertó, desnuda solo cubierta por la sábana y sola sin Manuel al lado, dudo si había sido un sueño o una hermosa realidad.


Se dirigió a su tocador y vio en el espejo la marca en su piel, en su cuello, rojiza como testigo de esa noche real y de ensueño.

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