Aunque no estemos juntos, estarán los recuerdos...

domingo, 28 de abril de 2013

El mensaje, Parte II

Lucero se había ido muy enojada, a casa, Manuel no pudo explicarle, pero tampoco fue tras ella. Se habia indignado con ella, debido a su desconfianza.

Cayó la noche, el cielo estaba estrellado y la luna llena, parecía un inmenso queso que se escondía en el horizonte. Lucero se había bañado en la tina, durante 3 horas. Manuel en su casa sentía como su cuerpo se calentaba de solo pensar en su amada Lucero. Sentado frente a la ventana de su casa, Manuel, recordaba las noches de pasión que había tenido con su amada. Una fuerte corriente le recorrió el cuerpo. Empezaba a orgasmarse de solo recordar cuando dejaba entrar su pene, sobre las piernas y vagina de su lindis.

No aguanto más. Se fue donde Lucero. Sabia que estaba enojada, por lo tanto estaba en su cuarto. Tan bien la conocía. Tocó despacio, ella se hizo la dormida, para no contestarle. Eso no pareció importarle, abrió la puerta y entró. Ella yacía en el cama, entre sábanas de seda blanca. 

El se acercó y le acarició la cabeza, y en voz caramelosa le decía --Ay mi adorada lindis, por qué tienes que dudar de mi, si sabes que mi corazón y mis ojos solo te conocen a ti-- Ella escuchaba todo, pero no respondía, seguía sin abrir los ojos. Él susurró a su oido --Me enloquece la idea de que me celas, te amo-- y  decidió irse.

No había caminado ni dos pasos, cuando ella le respondió --y a mi me enloqueces vos, con esa voz, ese amor, ese cuerpo....me volves loca Manuel Mijares de Hogaza-- y se dejó ir sobre los brazos de su soldado del amor.

Se dieron un beso apasionado. Ella le mordió la oreja y le dijo --quiero que hoy, no me hagas tuya, deseo que me destroces en la cama, soy tu esclava sexual--- Manuel sonrió picaramente y le respondió con un beso y un apretujón de nalgas.

La cargó y se lanzaron a la cama. Ella reía a carcajadas, mientras Manuel la besaba locamente. Empezaron con tiernas caricias, besos en el cuello, orejas, manos, y boca....esos besos, esos besos se fueron extendiendo a mordidas y apretujones.

Cuando ya Manuel empezaba a erectarse, cuando dijo --espera voy al baño-- ella se quedó con una cara de susto. Él fue al baño por unos aceites de almendras. 

Lucero esperaba impaciente en la cama. --fui por esto, para hacer la noche más deliciosa-- Ella se puso boca abajo sobre la cama, mientras él empezó a derramar aceite sobre los pies, al mismo tiempo que lamia, por donde caía la sustancia caliente.

Cuando derramó aceite por sus bubis, no tardo en dejarse amamantar como bebé de meses, y Lucero? Pues ella extasiada solo gritaba de tanto orgasmo que tenía.

De la nada, ella sacó una botella de chocolate liquido y le dijo --Ahora te toca a ti, ser mi esclavo sexual-- Manuel, no dudo ni dos veces, y le respondió --A tí, todo lo que quieras, soy tu más fiel esclavo, mi amor--

Ella hacía todo a la inversa. Primero mordía el cuerpo de él para luego dejar caer el chocolate, y finalmente lo chupaba. Asi llegó hasta el miembro al aire de Manuel, sonrió picara y mirandolo a los ojos le dijo --al fin llegué, al lugar que me pertenece-- Y él le dijo --no, no, nooooo--- y ella a carcajadas le derramo el chocolate sin dejarlo terminar de hablar.

Ella enloquecida, le empezó a dar una dosis de sexo oral, y él orgasmado le pedía más y más. Aquella escena parecía una pelicula xxx. Cualquiera que los viera, no los habría reconocido. Ellos no sentían vergüenza de amarse asi, pues su amor erra algo cristalino.

Las posiciones sexuales del kamasutra, habían desaparecido esa noche, pues Lucero se veía como una maestra del kamasutra del nuevo siglo XXI. Gritaban, se amaban, se besaban.....se amaban apasionadamente.

Terminaron cansados, sudorosos, pero amándose todavia, ella descansó sobre su pecho y le dijo --mi spaw, después de esta noche, no me queda más que perdonarte lo de hoy en la mañana-- se dieron un beso y durmieron esperando a que el sol les alumbrara la cara. 

El mensaje 







Es mañana habían despertado juntos en la cama, Manuel no había escapado como amante furtivo a la mitad de la noche, si no todo lo contrario, hechizados en un profundo sueño, durmieron juntos. El siguió recostado mientras Lu alistaba a los niños para el colegio, cuando Lu volvió al cuarto se metió en la cama un ratito más con el, la alarma sonó, se le estaba haciendo tarde para una junta, mientras el se arreglaba en el baño, Lu vio de reojo su celular en la mesa de luz, lo tomo y comenzó a leer lo mensajes, sabía que eso no estaba bien, que debía confiar en Manuel, pero algo más fuerte la impulsaba a hacerlo, un número le llamó la atención, no estaba agendado con un nombre y toda la conversación decía -te espero en el lugar de siempre- y un hora, una avalancha de pensamientos se le vino a la mente imaginando lo peor, una lágrima rodó en su mejilla, no le salía nada de la garganta, el imaginarse que ese número sea de una mujer que Manuel mantiene a sus espaldas le dolió mucho, dejo rápido el celular sin que el se de cuenta de que lo había tomado, y comenzó a vestirse; Manuel regresó, ella estaba casi lista, no le dijo nada pero averiguaría  por su cuenta que estaba pasando.
Salió velozmente detrás de El, lo siguió en su coche manteniendo una distancia prudente para que no la descubra, el misterioso "lugar de siempre"  era un hotel no muy lujoso de la zona rosa de la cuidad. La cabeza de Lu funcionaba a mil por hora, una mezcla de sentimientos encontrados. Vio a través del vidrio que en lobby una mujer lo besaba en la mejilla y subían juntos en ascensor. 
Ciega de la rabia, celos y dudas Lu se quedo a esperarlo, se sorprendió al ver que en un poco mas de media hora el ya estaba de salida, fue a su encuentro, los ojos grandes sorprendidos de Manuel se fijaron en ella -como me encontraste- dijo y ella - una mujer te cita con total familiaridad y vos crees que no voy a dudar de eso- -me seguiste! Porque estas desconfiando? No es lo que esta pensando! Que no te das cuenta que si volví era porque no quiero cometer más errores- -misterioso con una mujer en un hotel, como quieres que no desconfíe. Mira mejor después me "tratas" de explicar esto, cuando mis pensamientos estén en frío-. Se subió al auto y arrancó a toda velocidad. Manuel se quedo parado, anonadado sin poderla frenar. Había descubierto su visita a esa mujer, la diseñadora del anillo especial para ella. que llevaría de nombre LUCERO. 

jueves, 18 de abril de 2013


Una noche especial



En esta ocasión Manuel y Lucero estaban en un cuarto de hotel, quisieron darse un tiempo para ellos. Manuel va por el cuello de Luero lentamente, su respiración se vuelve un zumbido profundo. Tiernamente besa la barbilla de su amada y con gotitas de saliva besa sus labios, suavemente, muy suave. A veces dejaba de besarla para solo rosarcelos con la yema de los dedos. 

Manuel la miraba fijamente esperando que Lucero quedara sin respiración. En el momento menos esperado la tomó muy fuerte y se ahogó entre sus besos. Los labios de ambos se hicieron mermelada. Los labios de Lucero se derritieron en los de Manuel, se mezclaron, se acariciaron...se empezaron a conocer, y se apretaron entre si con una fuerza impresionante. 

La lengua de Lucero corría para tomar la de Manuel. Ella quiere devorarla, la abraza, la envuelve, la desespera hasta lograr que se entendieran entre si...se deseaban. 

Las mordidas suaves que ella le daba a su amado eran como señal para advertir algo, ella lo mordía con más fuerza. A Manuel le encantaba. Ambas respiraciones, ya casi escasas, y entrecortantes provocaban más el deseo de aquellos dos. Eso hacía que Manuel deseara más y más a Lucero. Se unieron en un beso profundo, lleno de deseos antiguos, que tanto querían salir para así morir de pasión. 

Después de aquel beso salvaje y cazador de pasiones. Manuel quedó con ganas de atar el cuerpo de su amada al suyo. Quería hacer tanto con aquel cuerpo perfecto, tanto de lo que nadie pudiera haberle hecho nunca antes. Le gustaba ver tan excitada a Lucero, tan fuera de si misma, con su cabello suelto y hermoso, que a la vez apretaba su espalda con unas manos delicadas y suaves.

A él le provocaba morderla y susurrarle al oído, cuanto había deseado tenerla así. Tan solo para él, así como él completo para ella. Le besó las orejas y acarició la cintura tan única de Lucero. Lo envolvía el deseo de verla agitada. Y el brasier que tanto estorbaba le incomodaba, se lo quitó y se sumergió entre sus pechos, tan hermosos y bellos.

Los acarició con su lengua, los sintió tan duros, tan firmes, le parecía mentira que aquellos eran de él, se los besaba con la lengua, haciendo pequeños círculos en su pezón, tan duro, pero tan suave a la vez, Manuel sentía como la piel de Lucero se erizaba cada vez más. Ella se sentía una diosa, débil y poderosa a la vez.

Lucero deseaba aquellas caricias, que no sabia por donde andaban, apretó a su amado contra su vientre. A ella le encantaba sentirse así. Los pechos de ella cada vez ansiaban los besos y caricias. Manuel los apretó con la yema de sus dedos, suave pero con temor, eso la excitó por completo. Ella sentía eso que no sabia que era, pero que la hacia sentirse dueña de aquel cuerpo que la recorría.  

Manuel mordía los pechos de ella de vez en cuando, los abrazaba y los mordía  Las piernas de Lucero se abrieron por si solas, pues no tenía control de ellas, se le erizó la piel, la energía que tenia en su cuello, le bajó hasta las piernas. Manuel se dejó amamantar por los pechos de Lucero. 

La respiración de ambos se acelera, la piel de Lucero se convirtió en algo débil y humectante, a Manuel eso lo enloquecía, recorrió con sus manos toda la cintura de ella. El soldado del amor, bajó con besos al abdomen y besó el ombligo que su amada no tenía. Acarició su vientre, pero regresaba a sus pechos, para chuparlos. Manuel se erectó y Lucero lo sintió entre su vientre y piernas. Lucero lo apretó contra sí.

Manuel dejó ir sus dedos sobre el calzón de su amada chispita, pues ahí ella escondía tanto néctar, el aroma a vida propia. Lucero inhalaba y exhalaba de tanto éxtasis que la embargaba.   

Él se vio envuelto entre la vulva de su amante, que en aquel instante estaba suave y húmeda. Acarició la parte interna de sus piernas, y a la misma vez, rozaba el venus tan bello de Lucero. Ella sentía vida, sol y lluvia, el escalofrió aumentó tanto que Lucero se asusta, pero definitivamente le encanta. 

Manuel empezó a besar los los labios de Lucero, pero esta vez no eran los de su boca, sino aquellos llenos de nectar, los acariciaba. Lucero ya no sabia que hacer. Atrevidamente el amante perfecto, acarició el clítoris, lo hizo suyo, como abeja en una flor.  

La lengua de Manuel por instinto besa el clítoris, lo soba y se le roba la vida. La lengua despistada nadó en toda la vida de ella, se ahoga y pide más y más sexo de Lucero. Besó sus piernas y toda la humedad. Lucero se puso salvaje, se levantó y lo tomó para posarse sobre las piernas de su adorado Manuelito.

Él vio sus pechos tan hermosos, los acarició, eso no le bastó a ella, entonces él los tomó con más fuerza, y los besó, después besó sus labio nuevamente, al momento que con sus manos frotaba su sexo delicadamente. Los aceites de Lucero van y vienen, parecen manantiales desbordados. 

Acarició el cuello de su amada, bajando nuevamente por la espalda. Luego ya ambos desnudos, tan radiantes y erizados, Manuel sintió la escencia de hembra y de mujer de su enloquecida novia de América. 

Se empezaron a morder, sus lenguas empezaron a sofocarse. Lucero se movía como hoja de árbol al compás de un Vals. Ambos se miraron con una sonrisa picara, con un respirar loco, y el cabello de Lucero cayendo sobre el rostro de él, y los pechos acariciaban la boca insaciable de Manuel.  De repente la vida se les fue, de una vez, y rendidos caen en el abrazo de los besos, calmos, suaves y tiernos que empezaron el ritual. 











miércoles, 17 de abril de 2013



La sorpresa 



Sabía que no debía hablarle cuando era el horario del trabajo, porque levantarían sospechas, de que algo más que relación de padres preocupados había entre ellos. Pero las ganas de escuchar su voz eran más grandes que el posible, pero no seguro, enojo de Lu, así que la llamo, sonó varias veces y no le constataba, insistió nuevamente y nada , le dejó un mensaje en el buzón con un simple -te llamaba para decirte, Te Amo- . 

Cerca del medio día, no tenía ninguna respuesta ese mensaje, un poco de preocupación le entró, siempre le contestaba o le mandaba un mensajito en contrabando, sin que nadie notara su sonrisa enamorada al contestarlos. 


El a pesar de que estuvo toda la mañana fuera de casa realizando un montón de compromisos, su mente no dejaba de pensar en ella y la rareza de que no le respondiera, almorzó rápido y la volvió a llamar sin recibir una respuesta. Ya eran casi las cuatro, a punto de regresar a casa, le mandó un texto diciendo - amor, donde estas? Me preocupas, llámame cuando puedas-.


Lucero, más que haber estado trabajando, estaba planeando un plan muy maléfico pero muy apasionado. A la mañana cuando escuchó ese mensaje de voz, su corazón se paralizó, no pudo ocultar sus ojos brillantes llenos de amor, así que decidió darle una sorpresa.

Cuando término sus pendientes, se fue a un centro comercial, en un local, luego de probarse varios modelos, eligió un conjunto divino de ropa interior color rojo vino, con detalles de encaje dorado y unas ligas haciendo juego. 


Recorriendo el centro encontró unos zapatos del mismo color y un vestido camel con transparencias, todo un vestuario perfecto para provocar a Manuel. Para él le buscó un regalo, un bóxer gris bien ajustado, sintió una punzada en la entrepierna al imaginárselo puesto. 


Súper decidida le indicó al chofer que la llevara a su casa y que se tomara el día libre, ya no iba a salir, en el camino recibió varias llamadas de Manuel, pero con una sonrisa picara no le contestó. 

En la casa,  sacó un vino que tenía guardado, preparó todo en un bolso para llevar, se  cambió por ropa deportiva y unos tenis.

En el cuarto de Jos le sacó el juego de llaves que tenía de la casa de su padre. Y salió, a la muchacha del servicio de la casa, le dijo que saldría a correr.

Como la casa le quedaba a 20 pasos, a los minutos llegó, estaba vacía. Manuel le había dicho que no iba a estar mucho tiempo en casa, por eso le dio vacaciones a todo el personal. Entró, cuidando cada detalle para que él no notará su presencia, cuando llegara. 

Tomó un ligero baño, recogió su pelo, dejando descubierta su espalda, se vistió con todo lo que compró a excepción del vestido, le parecía mucha ropa. Abrió la botella de vino, lo acomodó junto a dos copas en la cómoda de la habitación, cuando sonó su teléfono miró el mensaje de preocupación de Manuel, y con culpa le contestó, tratando de ser lo más convincente posible -perdón amor, mi celular quedó en casa,  vuelve a casa, en la noche te hablo-.


Cuando Manuel lo recibió no le extrañó mucho, estos días su amada tenía la cabeza en muchas cosas, que se le olvidara el teléfono era lo menos que podía pasarle, resignado y con ganas de verla, se fue a casa cansado. 


Lu desde adentro sintió el motor del coche de Manuel, su corazón comenzó a latir más rápido, frente al espejo revisó como se veía. Estaba muy sexy, retocó su peinado y se colocó perfume. 

El tiró las llaves sobre la mesa de entrada, desprendiendose  la camisa, subió lentamente a su cuarto, pues quería recostares para pasar el tiempo. Al entrar, un paquete de regalo estaba sobre la cama, leyó la tarjeta "espero que puesto me calientes más que en la imaginación", abrió y vio el bóxer, muy sorprendido, no sabía que estaba pasando, miró para todos lados y detrás vio a Lu con su conjunto bien sexy, - el gris es un color que te queda muy bien- le dijo ella, -en este momento el rojo vino es mi color favorito- le respondió con un risa picara. 

Despacio ella se le acercó dejando que él la observara en su andar provocativo, los ojos de Manuel, la recorrieron por todo su cuerpo, deteniéndose en sus pechos, se acercó aún más, hundiendo su nariz en el cuello de ella, embriagado por ese nuevo aroma, un aroma que desconocía pero desde ese momento le fascinaba, ella le término de sacar la camisa acariciando el pelo de su pecho, lentamente lo fue llevando para atrás hasta el borde de la cama, lo sentó, ella arriba a horcajadas con las piernas abiertas sintiendo la erección de Manuel debajo de ella, lo que la calentaba.


Comenzaron a basarse sin límites, con una gran habilidad él la despojó de su corpiño, para poder sentir sus pechos sin que una tela se interpusiera, se los acariciaba, mientras le besaba el cuello con avidez, extasiando a Lucero, que echando la cabeza para atrás gemía sin prejuicios, se volcaron en la cama, se quitaron la poca ropa que les quedaba, tirando bruscamente las almohadas al suelo y desarreglando la cama.


Ahí sobre las sábanas se amaron, en cada envestida, las palabras de amor mezclada con gemidos musicalizaban la habitación y toda la casa, el vaivén tomó un ritmo más acelerado, haciendo que Lu lleguara al clímax, sintiendo la electricidad del orgasmo en todo su interior.


Manuel también llegó al éxtasis, y con un grito ronco y cansado recargó su cuerpo sobre ella. Sus respiraciones agitadas eran ahora su lenguaje, la forma en que se comunicaban, el sonido perfecto de que se habían amado. 


Bajo el efecto del cansancio se durmieron abrazados, pegando sus cuerpos desnudos, la luna no tardó en llegar y encontró a esos dos amantes disfrutando su paz y soledad sobre las sábanas. 

lunes, 15 de abril de 2013


La reconciliación


No era una noche igual que las otras, esta vez Lucero estaba enojada con Manuel, porque él le había hecho el comentario de que una fans llamada Renata le había robado un beso. Manuel decidió confesárselo porque no quería tener secretos con ella, pero jamás imaginó que su amada Lucerito, se pondría celosa.

Esa noche Lucero llevó a los niños a la cama y se quedó ahí hasta que se quedaron dormidos. Lucerito y José Manuel dormían como ángeles y a Lucero, le encantaba velar el sueño de sus pequeños. Ya pasaban las 10 de la noche, cuando la adorada decidió irse a su cuarto, pues estaba agotada.

Abrió la puerta de su recamara y lo primero que vio fue su cama llena de pétalos de rosas y sobre su almohada una nota que decía –perdóname lindis, tú sabes que la dueña de mi corazón eres tú—eso la derritió, pero en cuestión de segundos arrugó la nota, empuñó su mano y la depositó en el cesto de la basura, --si Manuel cree que con estos detallitos me convencerá, está muy equivocado—aunque había amado ese regalo, no lo aceptó. Lucero estaba celosa.

Se metió al baño, y tomó una ducha caliente. Mientras ella se bañaba Manuel entraba como delincuente a la casa, sigilosamente daba pasos rápidos, pues sabía que los niños estaban en casa, así llegó al cuarto de la adorada, y se sentó frente a la cama.

Lucero salía del baño y como el cuarto estaba a obscuras no se percató que Manuel la vigilaba. Agarró su crema corporal y empezó a echarse sobre las piernas, a la vez que canturreaba “Dueña de tu amor”. Manuel la observaba como extasiado.

--Siempre he dicho que tienes unas piernas exquisitamente bellas—dijo Manuel de repente, y Lucero saltó del susto. –tú que haces aquí? Como entraste? Me espantaste, tonto— Manuel en forma de burla le respondió –No creo que no me hayas visto, soy tan guapo que hasta la obscuridad me alumbra—a lo que ella respondió –Siempre tan galante tú, pero dime que andas haciendo—insistía ella.

Manuel trató de explicarle una vez más lo del beso de Renata, pero Lucero no escuchaba razones. Ella parecía adolescente de 15 años celando a su novio, y él un loco joven de 25 años tratando de reconquistar a su princesa.

Ya que ella no dejó que Manuel hablara, entonces éste la tomó por la cintura y le plantó un beso, ella solo dijo –déjame, no me toques—pero el hizo caso omiso a la petición de Lucero. La beso para poderla convencer de que sus besos valían más que sus explicaciones.

Al principio Lucero no quería besarlo, pero no pudo resistirse a aquellos suaves labios que sabían a fresa y que lo único que pedían era estar junto a los de ella. Manuel le agarró la cabeza con las manos y le dijo muy convincente –No quiero que dudes de mi amor y de mi fidelidad, te cuesta tanto entender que sos la luz de mis ojos y el motivo de los latidos de mi corazón?—eso terminó por convencerla, de que aquel hombre de ojos claros era el hombre perfecto.

Ella mientras lo besaba, se le derramaba una lágrima, pero Manuel muy tiernamente, sacó su pañuelo y se la secó. –Manuel tengo miedo, de que un día este amor que nos tenemos llegue a desaparecer—pero Él le respondió –No tienes por qué temer, aunque no estemos juntos estarán los recuerdos, de todos los momentos maravillosos que hemos vivido juntos—ella sonrió y lo beso, como símbolo de agradecimiento.

Esa noche se prolongó hasta las 3 de la mañana, pues se habían amado tiernamente, así como lo habían hecho la primera vez que él la tuvo entre sus brazos. Antes de irse a dormir Manuel le hizo una petición –Lucero de mi vida aceptarías volver a casarte conmigo, con el soldado del amor que lo único que hace es amarte—Ella lo besó, pero no le respondió, solo le dijo –yo te amo y nada ni nadie podrá evitar que estemos juntos—dormidos quedaron, abrazados, y Lucero descansaba su pierna sobre el cuerpo de Manuel. 

sábado, 13 de abril de 2013


El día del beso 



Era una tarde de sábado 13 de abril, hacia un sol radiante y el cielo estaba más azul que de costumbre. Lucero estaba en su casa, se había tomado la tarde libre. Los niños, José Manuel y Lucerito se habían ido de compras con su abuelita. Manuel estaba en su casa, no había hecho planes todavía. Lucerito descansada sobre el sofá, vestía pantalones jeans y una camisa ajustada. Leía un libro, llamado “el pergamino de la seducción” de Gioconda Belli.

Manuel tomó un baño, y se vistió con un pantalón jeans y una camiseta, que le hacía ver sus recién toreando cuerpo. Lucia muy sexy. Tenía ganas de ver a su amada, pero a la vez, dudaba si ella estaba en su casa. Decidió arriesgarse e ir a buscarla.

Extrañamente Lucero se durmió sobre el sofá, él entró a la casa, ¿cómo abrió? Pues él siempre guardó las copias de las llaves de la casa. Abrió y llamó a Lucero, pero nadie contestó. Dio 20 pasos que lo llevaron a la sala, donde Lucero dormía profundamente, y exclamó – mi nena hermosa, te ves tan linda durmiendo—le acarició el cabello y le dio un beso en la frente.

No la despertó, decidió verla dormir. Durante una hora se deleitó con el susurro que salía de la boca de su amada, mientras ella dormía. Cuando ella despertó él le dijo, --no quise  despertarte, ya sabes que me encanta verte dormir—mientras le daba un beso en los labios.

--mi amor, me quede dormida, no supe en que momento, pero me encanta que este saca. Amo despertar y ver tu cara y tus exquisitos labios—le respondió ella.

Ambos estaban más cariñosos que de costumbre, sus besos y caricias eran tiernas, y llenas de amor y cariño. Estaban solos en la casa. Lucero preparó unas botanitas y Mijares fue en busca de un buen vino. Sobre la mesa de la sala, estaban 2 copas, la botella del vino añejo, (el que usaron para su boda, en su primer aniversario, y el que tomaban para ocasiones especiales), y las botanas de queso que había preparado la adorada. Como era de esperarse Manuel se encargó de la música.
Mientras comían, se daban pequeños besitos. Manuel le daba pequeños trozos de queso a Lucero y ella colocaba uvas en su boca, para darle a Manuel. Por un momento Manuel se levantó y le susurró al oído –esta canción va para ti, mi lindis—puso bella, ella sonrió y él le extendió su brazo en señal de baile. Abrazados estuvieron mientras terminaba la melodía.

Ella como respuesta le dijo –y esta va para ti— dejó correr “eres todo”, pero esta vez no bailaron, sino que ella sentada sobre las piernas de él, coreaba su canción. Por primera vez Manuel se sonrojó. Ese detalle lo había emocionado.

Terminó la última frase de la canción y como cierre de broche de oro, un beso interminable, ella acariciaba su rostro mientras saboreaba sus besos. Él bajaba sus  manos sobre la cintura y las caderas de ella.

Manuel le dijo –quiero que este día se haga inolvidable, quiero sellar mi amor y mi pasión en tu cuerpo—ella no dudó en aceptar aquella petición. –tú ya sabes dónde queda “nuestro” cuarto, hoy quiero que vos seas el que me haga llegar a las estrellas—respondió Lucero.

Manuel la cargó hasta llegar al cuarto, poco a poco Lucero fue desvistiendo a Manuel, y él la tiró a la cama, para devorar el cuerpo de Lu. Ella se dejó guiar por las manos suaves de aquel hombre que lo único que hacía era amarla hasta la eternidad.

Manuel lamia el cuerpo de Lucero, pues había derramado chocolate derretido por todo el cuerpo de Lucero. Ella solo sonreía placenteramente. El dedo del pie, sus piernas, sus caderas, el ombligo, su abdomen, sus pechos, su boca….todo estaba lleno de chocolate. Manuel lamia seductivamente el cuerpo perfecto de Lucero.

Esta vez ella no gimió como las veces anteriores, pues el placer lo recibió de otra manera. Él no la penetró, pues solo quería sentir el delicioso cuerpo de ella. Aun le faltaba la parte trasera, fue ahí donde se deleitó con la espalda y las pompas de su amada.

Ella solo se dejó llevar y sentir la lengua cálida de su amado Manuel. Dormidos quedaron, Manuel mientras dormía, saboreaba su lengua, pes aun sentía el sabor del cuerpo de su amada. Y no vivieron felices por siempre, NO, sino que se amaron durante toda la noche, pensando en un futuro feliz juntos. 


viernes, 12 de abril de 2013




Marcas en la piel





Con el juegos de llaves que nunca hacia dejado logro entrar como un amante a la casa de Lu, con la excusa que Jos sin poder dormir lo había llamado pudo engañar a los guardias que lo conocían desde que era su jefe, no podían impedirle la entrada. Adentro todo estaba oscuro hasta el servicio de la casa estaba dormido ya, no prendió la luz por no quería despertar a nadie, así fue en dirección al cuarto de Lu, conocía el camino perfectamente nada había cambiado desde que el se había ido. Tocando las paredes para guiarse hasta que encontró el picaporte de la puerta, lo abrió con mucho cuidado, no quería despertarla aún, como un tigre en casería fue sigilosamente acercándose a su cama, el cuarto esta ligeramente iluminado por la luna que entraba por la ventana, unas cortinas blancas casi transparentes se movían por la brisa ligera que corría esa noche. El la observo dormir unos minutos, luego le empezó a acariciar sus piernas suavemente, subiendo por todo su cuerpo recorriendo sus brazos sus mejillas hasta su pelo. Ella de a poco se fue despertando, primero pensó que estaba soñando que esas caricias no eran más que producto de su imaginación pero hasta tomo conciencia de que el estaba ahí, se sobresaltó y cuando estuvo a punto de preguntarle que así ahí el la callo con el dedo en sus labios.


Los dos estaban sentados en la cama, el seguía con su recorrido mientras la daba unos tiernos besos, cuando llego a su cuello el beso se convierto en algo más fogoso, con intensidad, marcando en ella su territorio, dejando en claro que era solo para el, mientras la besaba una de sus manos le acaricia una nalga por debajo del baby doll azul que Lu tenía puesto.


Ella le jalaba el pelo, con gritos de excitación por esos besos, chupones, pellizcos en las nalgas que Manuel le hacía, mientras trataba de despojarlo de ropa a el.


El deseo y la pasión fueron aumentando, sus cuerpos desnudos sobre las sábanas hacían la unión perfecta de dos almas enamoradas, el bajó con su lengua por su cuerpo hasta llegar a besar todas las partes de Lu, llevando a un estado de magia que deliraba su cabeza, se amaron toda la noche, llegaron al clímax con vaivenes llenos de energía gritando el orgasmo como todas sus fuerzas. Con los cuerpos agotados tendidos en la cama, envueltos en sudor se quedaron dormidos.


A la mañana siguiente cuando Lucero se despertó, desnuda solo cubierta por la sábana y sola sin Manuel al lado, dudo si había sido un sueño o una hermosa realidad.


Se dirigió a su tocador y vio en el espejo la marca en su piel, en su cuello, rojiza como testigo de esa noche real y de ensueño.

jueves, 11 de abril de 2013


Una noche en la tina


Habían pasado la noche juntos. Disfrutaron de sus abrazos, besos, caricias, pero sobretodo de una dosis de amor. A la mañana siguiente Lucero se levantó temprano, muy raro en ella, y tomó un baño en la tina. Manuel recién abría los ojos, e intentaba buscar a su "lindis" junto a él. Se dio cuenta que no estaba, se extrañó y frunció el seño, pero como adivinando el lugar donde ella estaba, sonrió pícaro.

Con pasos sigilosos se dirigió al baño. Lucero susurraba su canción, "eres todo". Manuel con ternura abrió la puerta y la vio envuelta de espuma. Esa imagen lo hizo erizarse. --Buenos días  mi lindis-- le dijo con tono suave. --que rico es dormir a tu lado, mi amor-- contestó ella.

Manuel, se quitó la pijama, bueno el pantalón que andaba, porque la camisa quedó rasgada después de los acontecimientos de anoche, se metió a la tina, ella con desgarro, lo atrajo hacia si y comenzó acariciarle sus tonificadas piernas. Él con profundo cariño media centímetro a centímetro cada parte del cuerpo de la adorada.

Ahí empezaron una vez más.  Besos, gemidos, caricias, chupetes, mordidas, en fin...todo lo que en una escena de amor suele suceder.

El agua y la espuma cubrían sus movimientos, Por debajo del agua se Lucero aprovechaba para tocar, la "hombría" de su amado, eso obviamente, parecía excitar más a Manuel, quien respondía con una mirada de excitación.

El agua se calentó en cuestión de segundos, y la espuma se fue disipando poco a poco. La tina fue testigo de aquellos desenfrenados besos y posiciones eróticas, de aquellos enamorados apasionados, que lo único que hacían, era desgarrar sus cuerpos en cada encuentro.

Él se levantó de la tina, para cargar a su amada. La dirigió al baño, es decir a la regadera, para terminarse de bañar. El agua de la regadera estaba fría, claro ellos empapados en sudor, no sentían la temperatura. 

Al estilo titanic, Lucero dejó su huella en el vidrio de la regadera. mientras ella extasiada, intentaba tomar aire, él la besaba apasionadamente. Empezó por sus cabellos, bajaba poco a poco, hasta que llegó a la parte baja de su ombligo donde se detuvo por muchos minutos, mientras Lucero solo acariciaba su cabeza y sonreía placenteramente.

Llevaban aproximadamente 2 horas en el baño, y aun no terminaban de hacer lo que se supone que harían ...bañarse.  

miércoles, 10 de abril de 2013


Encuentro público 





Luego de un fin de semana inolvidable para este par de enamorados del amor, enfrentar la realidad les fue muy difícil, esa semana tenían mucho trabajo, reuniones de novelas, justas con disqueras, pero con lo único que revivían ese amor era por mensajes y llamadas de amor, a media noche donde las palabras viajan a través de la distancia, para profesar ese amor acompañado de deseo y de pasión con el anhelo de volverse a ver una vez más.

Sabían que el viernes se verían en el colegio de los niños, tenían reunión de padres, rara vez iban los dos, siempre se turnaban, pero esta vez las cosas habían cambiado y sería para siempre.
En el colegio él la esperaba con la mirada clavada en la entrada, solos 5 minutos de demora se le hicieron eternos, hasta que la vio entrar con una campera de cuero azul, que dejaba ver su remera negra con brillos debajo, y unos leggins negros marcando sus piernas. Estaba bella.

Ella lo busco con la mirada, lo encontró parado en un pilar del fondo del salón, tenía el pelo aún mojado, de sus ducha rápida antes de salir, lo que resaltaba sus rulos en el cabello, estaba increíblemente sexy.

Lu fue saludando a todo mundo, padres, maestros, algún que otro compañerito de Jos, hasta que llego al final.
Él le sonrió y le dijo -hola, amor- y ella se acercó y le dio un beso en en la boca, corto pero demostrando muchos sentimientos encontrados, parecía que el mundo se había parado y no había nadie en el salón, intercambiaron unas palabras y cuando se dieron cuenta todos habían estado viendo su encuentro público.

sábado, 6 de abril de 2013


Escape Furtivo última Parte...




Una historia más se escribe en la cabaña, aquella que por un fin de semana, les había servido como nido de amor 
Pero era momento de irse, el tiempo se le había acabado, tenían que regresar a la realidad, donde no podían ser libres. 
Subieron al auto. Manuel le abrió la puerta como muestra de caballerosidad. Sentada estaba, él cerró la puerta y metió su cabeza por la ventana, para darle un tierno beso, antes de emprender su viaje, que prometía ser encantador 
Él subió al auto y partieron, nadie los apresura, la serenidad con que viajan, gozando cada minuto que les quedaba juntos 
Entre caricias, besos, tocadas de piernas, piquitos, miradas, ojitos de enamorados, ahí iban los dueños de un amor maravilloso, el trayecto se acababa, se acercaban a la ciudad, sus caricias eran con un mayor significado, tratando de grabarlas para siempre. 
A él parecía tocar las tonificadas piernas de Lu. No había calor, pero el ambiente del auto era totalmente bochornoso 
Llegaron a su lugar de partida, el centro comercial donde Lu había dejado su auto, y las ganas de permanecer juntos no se iban 
Fue entonces que ella, se despegó el cinturón, abrió sus piernas y se sentó en las piernas de Manuel, q aun estaba frente al volante, con un largo beso por el cuello, una mordida en la oreja, le replicó -quiero hacerlo acá- 
Manuel abrió sus ojos sorpresivos, nunca se imaginó que le hiciera una propuesta de esa manera, no se atrevió a contestarle solo la beso apasionadamente, todavía sin creer lo que estarían por hacer. 
El acarició sus piernas, sus pompas, y medida que desprendía el botón del short azul que traía la adorada, metía sus manos entre la ropa, para palpar mejor sus medidas, ella se retorcía entre las piernas de Manuel. 
Con gemidos entrecortados, mientras lo seguía besando, le jalaba el pelo donde sus dedos traviesos jugaban con los rulos de el 
Que besos, que abrazos, que caricias. Ya no podían más, y decidieron trasladarse a los asientos de atrás, que a pesar de ser un poco más amplio, sus cuerpos estaban compenetrados como si fuera uno solo. 
Ya estaban desnudos. Los besos se fueron convirtiendo en posiciones excéntricas que hacían que los vidrios del carro se empañaran 
Sus cuerpos se sudaran, ellos de calor, envueltos de de pasión, cada gemido, cada beso, en esa entrega, sellaba ese amor 
Lu estaba irreconocible, el beso cada parte de su cuerpo, desde la punta del dedo del pie, hasta terminar con su cabello se detuvo en su abdomen, pues le parecía perfecto el lugar, para dejar una marca de esa despedida. 
Amor, pasión, deseo, lujuria, magia. Muchos ingredientes que juntos provocaban estallidos en esos dos enamorados. 
Los movimientos que hacían, evocaban aquellas posiciones griegas que enloquecieron a sus dioses. 69 besos en el cuello. Misionera la posición de Lu, mientras Manuel hacia lo que le correspondía. 
Lu cansada estaba, esos movimientos la habían agotado, Manuel sudaba a montones, pero no quería sacar a Lucero de...su brazos 
Quería tenerla así toda vida, no quería volver a perderla, sabía que era de él pero recitaba que algo lo confirmara nuevamente 
Entonces, con un beso que les quito la respiración sellaron esa necesidad de sentirse amados, que tanto necesitaban 
Pero no era suficiente, ellos necesitaban reforzar su amor aún más, sus cuerpos lo pedían a gritos... 
Aunque estaban cansados, Lu sobre él, ella mordió seductoramente su pecho y exclamó -empecemos una vez más, mi amor- 
Dejando de lado el cansancio, se amaron una vez más. No se supo si durmieron esa noche. La noche cayó y el auto quedó estacionado, guardando muchos recuerdos dentro de esas dos almas apasionadas.



viernes, 5 de abril de 2013


Escape Furtivo Parte II...




Luego de esa insaciable tarde de amor, Manuel se levantó a preparar algo de cenar, tanto derroche de pasión le había dado hambre

Se fue a la cocina a buscar que hacerle de comer a su amada, pues presintió que se levantaría con mucho apetito

Entre la alacena encontró para hacer una pasta deliciosa, de a poco el aroma llego a Lucero hasta despertarla del sillón 


Ella estiró sus brazos, vestía una bata blanca, arriba de las rodillas, llevaba su cabello suelto, para variar.

Se dirigió a la cocina donde estaba Manuel, le hizo una mirada picara al verlo cocinar

Se acercó a él, lo tomó por la espalda, en puntas de píe le besó su cuello,
 

Él dio medio giro a su cabeza y le dio un beso en la punta de la nariz...ella se sentó frente a él para verlo cocinar

Al ratito estuvo la comida, los dos sentados en la barra, como dos enamorados disfrutaron la cena, con besos, caricias,
 

Promesas de un amor eterno, que sellaban con alguna muestra de esa pasión que se profesaban cada noche
 

Ella le daba uno que otro beso, acompañado de algun trozo de comida.


El mientras tanto solo admiraba su belleza. Pensaba para si -que linda es la mujer que yo amo- 



Terminando esa exquisita e improvisada cena, Manuella llevó al living de la casa, donde hace varios  años, descansaba su piano de cola negro, ella se sentó al lado de él para verlo interpretar You are so beautiful... su canción
 

El cantaba. Las miradas se perdieron en recuerdos pasados. Aquellos que hoy intentaban mantener vivos

Cada nota estremecía la piel de Lu, con la voz de el entre susurrándole al oído.. así la canción fue perdiéndose en el silencio
 

Terminó la canción, sus miradas fijas, un profundo silencio...a lo lejos el ruido del viento...no resistió a sus labios y la beso
 

A pesar de su intensa tarde, el beso tuvo un deseo como de años sin besarla,el beso su cuello que aún tenía restos de su perfume

Aun estaban junto al piano. El la cargo apasionadamente y la subió al piano, empezó a besarle el cuerpo entero

Ella solo disfrutaba, abria los ojos extasiada por el momento de placer que estaba sintiendo

Sus labios recorrieron todo su cuerpo desde la punta del píe hasta su frente.. sus cuerpos jadeantes, Lu gimió despació jalando el pelo a Manuel, que seguía besansola sin para, como devorando su piel en cada milímetro

Su pasión desenfrenada era costumbre cada vez que se veían. Todo sucedía encima de aquel piano, lleno de significados para ellos

Envueltos por el éxtasis  llevaron juntos al clímax, el desborde de ese volcán de sensaciones, en orgasmos llenos de utopía

Ambos extasiados  llegaron juntos de la mano a las estrellas. Manuel le susurró -me fascina tu cuerpo perfecto- ella trataba de abrir sus piernas, para que Manuel pudiera llevarla mas allá de las galaxias

El vaivén de sus cuerpo acelerado y rítmico  no disminuyó hasta que ambos en un grito a unisono  terminaron culminados de placer

Sudorosos, cansados, con ganas de empezar otra vez, pero amándose por siempre y para siempre, prometiendo no separase nunca más, no soportarían un segundo más lejos el uno del otro

Dormidos quedaron, el piano empañado. La cabaña arrullaba a los spaw, quienes ya dormían placenteramente. Pero se seguían amando en sus sueños

jueves, 4 de abril de 2013



Escape Furtivo



Sus encuentros a escondidas eran cada vez más frecuentes, sólo la luna era la cómplice de esas noches de pasión y el sol testigo de sus amaneceres abrazados. Ese fin de semana tenían una noche libre para estar completamente solos, por medio de mensajes lleno de deseo y anhelo por verse, citaron el lugar del encuentro.

Esta vez sería algo distinto, a las 5 de la tarde en el estacionamiento del centro comercial cerca de sus casas, Lu traía un pantalón color pastel con una blusa celeste, su pelo suelto dejando apreciar su bellos rulos. A ratito llego Manuel, en su camioneta, vestía  pantalón de jean claro y un chomba con cuello color azul, ella subió al coche.

Partirían a su casa de Cuernavaca, era una cabaña que tenían hace varios años, no habían animado a venderla, demasiados recuerdos lo envolvían. 

Durante la ruta iban cariñosos, con manos jueguetonas, Manuel le rozaba la pierna mientras ella le acariciaba su pelo. Paso un poco más de una hora, y llegaron al lugar, rodeado de verde, y con el cielo que prometía algo de lluvia. Lucero le dio la mano y entraron juntos a la cabaña.

Estaba en silencio, Manuel le dado el día libre a Pepe el cuidador de la casa. Dejaron los pequeños bolsos que traían en el sillón del living, y recorrieron toda la casa. En cada lugar contaban una anécdotas, el primer verano que pasaron los cuatro juntos con Jos y la beba, los interminables partidos de fútbol, las tardes jugando Wii, al costado del hogar o cuando se habían escapado para celebrar su aniversario número 7...

Estaban en el estudio, ese lugar de la casa muy pocas veces lo utilizaban, ahí Manuel tenía un amplio sillón y un escritorio. 
Lu le dijo - de este lugar no tengo ningún recuerdo, si casi nunca lo usamos-
Manuel con sus ojos brillantes con una chispa de picardia, la abraza por atrás y le susurra a su oído, -quieres que tengas un recuerdo para toda la vida-

Ella se dio vuelta, y sin dudarlo comenzó a besarlo apasionadamente, beso que extendieron por sus cuellos, jadeando de pasión, Manuel la levantó hasta llevarla al escritorio y la sentó sobre él. Lu le sacó su chomba dejando su torso descubierto, y le acariciaba los pelos de su pecho, el con una agilidad admirable le desprendía con velocidad los botones de la camisa, luego le saco su brasier, sin dejar de besarla.

Ahi mismo se amaron una y otra vez, como si el tiempo de hubiera detenido, como si esa lejanía de la ciudad les hubiera dado la eternidad para amarse sin limites. 
La noche los encontró desnudos, recostados en la alfombra, abrazados, disfrutando cada rose de su piel, recordando cada minuto que habían pasado, tratando de aferrar a la memoria ese escape furtivo.

La cena bajo la luz de la luna 


Todo lo había planeado Manuel. La mesa, adornada con un mantel rojo con encajes blancos. Unas copas largas que contenían un vino tinto delicioso. Los cubiertos colocados en el lugar correcto. Y como paisaje?  Un cielo estrellado con una enorme luna llena.

Manuel aguardaba a Lucero, pues él, la había invitado con tres días de anticipación. Por momentos dudó en que llegaría, pero muy en el fondo sabia, que ella no se perdería la oportunidad de verlo.

Un smoking azul obscuro, un lazo en el cuello y unas zapatillas negras limpiecitas, donde podría verse hasta el más íntimo detalle. Miraba pensativo hacia las estrellas, miraba el reloj, que marcaba las 8, y Lucero nada que llegaba.

Ya estaba a punto de irse, cuando escuchó unos pasos sigilosos, y olfateo el dulce aroma de su amada. Era ella. La adorada había llegado y a Manuel sus ojos le chispeaban y sus mejillas sonrojearon. Su saludo fue un tierno beso en la mejilla.
 
Lucero le dijo al oído –disculpa mi tardanza, te hice esperar tanto?—Él le contestó muy tierno –A la mujer amada, siempre se le espera hasta la eternidad--. Lucero avergonzada bajó la mirada y se mordió el labio inferior.


Manuel la invitó a sentarse a la mesa, ella quedó maravillada con la sorpresa y los detalles de su amado. La música que sonaba era “bella”, pues Manuel la puso, porque le dijo que era en honor a ella, ya que se veía linda esa noche. Para variar Lucero, sonrojó otra  vez.

El como un gesto amoroso, le colocó la servilleta en las piernas (que las llevaba al descubierto ese día). Mientas tanto Lucero lo miró fijamente a los ojos y le susurró “gracias rey”.

La cena pasó rápido, Manuel la invitó a sentarse sobre el césped. Los dos boca arriba admiraban las estrellas, y de momentos se daban un tierno beso. Una caricia juguetona o simplemente se decían cosas bonitas al oído.

Por un instante Manuel, se levantó y se avalanchó sobre el cuerpo de ella. Ella le acarició el rostro y lo beso profundamente. Él se quedó sin aire, pero quería má y más. Esta vez Lucero llevaría las riendas, así como Valentina Villalba cuando se le declaró a José Miguel.  “spaw, de mis amores, solo déjate llevar” le dijo tiernamente.

El muy convencido de las palabras de la lindis, relajó su cuerpo. Lucero empezó a besarle el cuello, y poco a poco fue bajando hasta…quitarle el pantalón. El solo suspiraba. 

Esta vez era ella la leona sin freno. No quería dejar de besarlo, el olor a hombre, o bien el olor que Manuel expedía la seducía locamente.

Manuel –Lucero, nunca pensé que fueras capaz de…-- ella lo interrumpe y temina la oración –que fuera esto—y señala su cuerpo desnudo. –Calla Manuel, que hoy la luna y las estrellas serán los cómplices de nuestro amor, amémonos que nada nos quita--.
Lucero era una completa desconocida, ya no era la adorada de rostro cálido, no, era una mujer locamente seducida por aquel hombre que la tenía entre sus brazos.

Manuel solo se dejó llevar. Ella hizo todo lo demás. Fue tanto el frenesí de ambos cuerpos que terminaron dormidos, sobre un cielo estrellado y en-lunado. 

Empezaba amanecer cuando Mijares despertaba, ella, seguramente cansada por la leona que la había poseído durante la noche, no sintió cuando Manuel la vistió, para cargarla y llevarla hasta el coche. 

Antes de arrancar el auto, le dio un beso y le dijo –gracias por la noche maravillosamente excitante que me diste, te amo mi Lucerina hermosa--. El cuerpo de Manuel parecía lastimado, pero no eran más que las huellas de los besos, mordiscos y amor de la adorada, lindis de Mijares.
 

miércoles, 3 de abril de 2013


La realidad de un sueño...




Era una noche muy cálida, la luna llena y las estrellas adornaban el cielo. El escenario perfecto para una noche maravillosa 

Ellos venían preparando esa sorpresa desde hace varios días... 

José y Lucerito como cómplices habían tramado una cena especial para sus padres. Ellos (Lucero y Manuel) no sabían nada todavía 

La mesa estaba servida para dos, velas, flores, un buen vino, rodeado de risas cómplices. 

La nena se las ingenió para que mami se vistiera con un elegante y sensual vestido rojo, que dejaba ver sus perfectas piernas 

Y Jos con la escusa de mostrarle su nuevo videojuego llevó a Manuel a la casa. 

La nena al lado de su madre, y Jos que entraba con su padre por una enorme puerta. Los pequeños con mirada de cómplices, y ellos con un intercambio de miradas, que solo ellos podían interpretar. Aun desconocían por qué los niños habían hecho eso 

Lu: -Jos, beba hasta dónde quieren llegar-
Jos: -Mami solo cenen, como buenos amigos- 
Beba: -solo como amigos, así que nosotros nos vamos-. 

Sin esperar que alguno de los dos dijera una palabra, los pequeños se fueron corriendo. No les quedó más que sentarse a la mesa. 

Primero era una charla incómoda, con temas generales sin entrar en detalles, hasta que Manuel decidió poner algo de música, sobre el equipo de sonido reposaba el disco "canto por ti", su último sencillo. No premeditó nada. Las canciones empezaron a sonar 

Sabía que eran canciones muy fuertes… muy culpable, Lucero solo lo seguía con la mirada, él le sirvió algo de vino; la mirada de ella se tornó muy picara, se paró y buscó entre los CD que ella guardaba,y puso cuatro veces amor. 

Sonó la primera frase “amor cuatro letras tan sencillas de hilvanar" y la mirada de Mijares se fundió en los ojos color café de Lu 

No permitió que ella tomará asiento, la tomó por el brazo y comenzaron a bailar, sus cuerpo pegados, sintiendo sus respiraciones 

Ella quería besarlo, él la dejaba con ganas de esperar el anhelado beso. Las manos de ella rodearon su cuello. 4 veces amor seguía sonando.

Manuel con una sonrisa picara en su rostro, sentía el aroma en su cabello, sus manos bajaron por su espalda suavemente y le susurro suavemente al oído. -estás increíblemente sexy con ese vestido- 

Ella no evitó sonrojarse. Él le dijo -me encantas, y más cuando te sonrojas- fue entonces cuando la miró fijamente a los ojos y como conectados, él dejó ir sus labios, sobre los temblorosos labios de Lucero. Quien esperaba tanto ese beso 

Empezó como un beso ajeno, inexperto que fue tomando calor para convertirse en un beso apasionado, quitándoles la respiración 

Sus besos eran desenfrenados, ella cerró los ojos y no dejaba de abrazarlo y acariciarle la cara, mientras él pasaba sus manos desde su cabeza, hasta la parte baja de la cintura. Ella parecía excitada con aquellos apasionados y desenfrenados besos 

Entre vuelta y vuelta, Manuel la acorraló contra la pared, su mano bajo por la pierna y comenzó a subirle un poco su vestido y mientras, Lu le acariciaba su pecho que aparecía sensual debajo de la camisa. 

El subía y bajaba con tiernas caricias sobre sus piernas, los besos de ella por cada parte de su cuello, parecieron orgasmarlo, no paró de besarla, parecía que el cuerpo de ella, era como una droga para él. Empezó a besar sus pechos 

En eso... Lu lo detiene. Toma de su mano, le guiña el ojo y lo conduce hasta las escaleras, iban subiendo de apoco entre besos y frases al oído, hasta que llegaron a la habitación, esa que Manuel conocía tanto y no había cambiado en nada 

Antes de entrar la cargó, así como lo hizo la noche de su boda. Abrieron la puerta, y él la bajó poco a poco, pues ella deslizaba su cuerpo sobre el de él. Esto lo ponía mas acalorado. A ella parecía gustarle que él le acariciara sus piernas 

Manuel empezó a quitarle su vestido muy lentamente, dejando de huella besos por sus piernas, abdomen, por sus pechos, hasta quitarlo por completo, quedando a descubierto la sexy ropa interior roja con encaje de Lucero

Ella atrevidamente entre besos y mordiscos lo despojó de los pantalones de mezclilla que traía, aquella noche mágica 

Y de su camisa negra. Los dos desnudos, fueron lentamente hasta recostarse en su cama que todavía tenía muchas almohadas 

Pues ella mantenía el gusto por las almohadas como recuerdo del spaw, Lu se movía de un lado a otro. Él que estaba abajo del cuerpo de ella, seguía el ritmo desconsonante del cuerpo de Lucero

Con un movimiento rápido, el la despojó de su corpiño para acariciarle sus pechos libremente 

Para entonces ella estaba abajo de él, los besos de Manuel parecían palpar cada pedazo de su cuerpo pero donde más la acariciaba, eran sus perfectos pechos, enrojecidos de tanto beso y mordisqueos que Manuel les había dado 

Llenos de pasión llegaron al clímax, con sus cuerpos empapados en sudor, bajando de a poco la velocidad de sus movimientos... 

Las sábanas de seda blanca, empapadas de sudor, testigo de las posiciones más atrevidas y placenteras de aquel momento caluroso 

Ella solo repetía Te amo, Te amo, Te amo Manuel... y Así envuelta en sudor se encontró sola en su habitación con labios calientes 

Fue justo el momento cuando se dio cuenta que aquella noche, de sudor, beso, amor y pasión había sido un sueño 

Un sueño que deseaba con toda el alma... que tornara en realidad... 

Lo único cierto era el amor y la pasión que se tenían. Se levantó a darse un baño, para luego decirle a sus pequeños un -buenos días mis amores, Gracias por tanto-.