Aunque no estemos juntos, estarán los recuerdos...

sábado, 6 de abril de 2013


Escape Furtivo última Parte...




Una historia más se escribe en la cabaña, aquella que por un fin de semana, les había servido como nido de amor 
Pero era momento de irse, el tiempo se le había acabado, tenían que regresar a la realidad, donde no podían ser libres. 
Subieron al auto. Manuel le abrió la puerta como muestra de caballerosidad. Sentada estaba, él cerró la puerta y metió su cabeza por la ventana, para darle un tierno beso, antes de emprender su viaje, que prometía ser encantador 
Él subió al auto y partieron, nadie los apresura, la serenidad con que viajan, gozando cada minuto que les quedaba juntos 
Entre caricias, besos, tocadas de piernas, piquitos, miradas, ojitos de enamorados, ahí iban los dueños de un amor maravilloso, el trayecto se acababa, se acercaban a la ciudad, sus caricias eran con un mayor significado, tratando de grabarlas para siempre. 
A él parecía tocar las tonificadas piernas de Lu. No había calor, pero el ambiente del auto era totalmente bochornoso 
Llegaron a su lugar de partida, el centro comercial donde Lu había dejado su auto, y las ganas de permanecer juntos no se iban 
Fue entonces que ella, se despegó el cinturón, abrió sus piernas y se sentó en las piernas de Manuel, q aun estaba frente al volante, con un largo beso por el cuello, una mordida en la oreja, le replicó -quiero hacerlo acá- 
Manuel abrió sus ojos sorpresivos, nunca se imaginó que le hiciera una propuesta de esa manera, no se atrevió a contestarle solo la beso apasionadamente, todavía sin creer lo que estarían por hacer. 
El acarició sus piernas, sus pompas, y medida que desprendía el botón del short azul que traía la adorada, metía sus manos entre la ropa, para palpar mejor sus medidas, ella se retorcía entre las piernas de Manuel. 
Con gemidos entrecortados, mientras lo seguía besando, le jalaba el pelo donde sus dedos traviesos jugaban con los rulos de el 
Que besos, que abrazos, que caricias. Ya no podían más, y decidieron trasladarse a los asientos de atrás, que a pesar de ser un poco más amplio, sus cuerpos estaban compenetrados como si fuera uno solo. 
Ya estaban desnudos. Los besos se fueron convirtiendo en posiciones excéntricas que hacían que los vidrios del carro se empañaran 
Sus cuerpos se sudaran, ellos de calor, envueltos de de pasión, cada gemido, cada beso, en esa entrega, sellaba ese amor 
Lu estaba irreconocible, el beso cada parte de su cuerpo, desde la punta del dedo del pie, hasta terminar con su cabello se detuvo en su abdomen, pues le parecía perfecto el lugar, para dejar una marca de esa despedida. 
Amor, pasión, deseo, lujuria, magia. Muchos ingredientes que juntos provocaban estallidos en esos dos enamorados. 
Los movimientos que hacían, evocaban aquellas posiciones griegas que enloquecieron a sus dioses. 69 besos en el cuello. Misionera la posición de Lu, mientras Manuel hacia lo que le correspondía. 
Lu cansada estaba, esos movimientos la habían agotado, Manuel sudaba a montones, pero no quería sacar a Lucero de...su brazos 
Quería tenerla así toda vida, no quería volver a perderla, sabía que era de él pero recitaba que algo lo confirmara nuevamente 
Entonces, con un beso que les quito la respiración sellaron esa necesidad de sentirse amados, que tanto necesitaban 
Pero no era suficiente, ellos necesitaban reforzar su amor aún más, sus cuerpos lo pedían a gritos... 
Aunque estaban cansados, Lu sobre él, ella mordió seductoramente su pecho y exclamó -empecemos una vez más, mi amor- 
Dejando de lado el cansancio, se amaron una vez más. No se supo si durmieron esa noche. La noche cayó y el auto quedó estacionado, guardando muchos recuerdos dentro de esas dos almas apasionadas.



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