Aunque no estemos juntos, estarán los recuerdos...

miércoles, 17 de abril de 2013



La sorpresa 



Sabía que no debía hablarle cuando era el horario del trabajo, porque levantarían sospechas, de que algo más que relación de padres preocupados había entre ellos. Pero las ganas de escuchar su voz eran más grandes que el posible, pero no seguro, enojo de Lu, así que la llamo, sonó varias veces y no le constataba, insistió nuevamente y nada , le dejó un mensaje en el buzón con un simple -te llamaba para decirte, Te Amo- . 

Cerca del medio día, no tenía ninguna respuesta ese mensaje, un poco de preocupación le entró, siempre le contestaba o le mandaba un mensajito en contrabando, sin que nadie notara su sonrisa enamorada al contestarlos. 


El a pesar de que estuvo toda la mañana fuera de casa realizando un montón de compromisos, su mente no dejaba de pensar en ella y la rareza de que no le respondiera, almorzó rápido y la volvió a llamar sin recibir una respuesta. Ya eran casi las cuatro, a punto de regresar a casa, le mandó un texto diciendo - amor, donde estas? Me preocupas, llámame cuando puedas-.


Lucero, más que haber estado trabajando, estaba planeando un plan muy maléfico pero muy apasionado. A la mañana cuando escuchó ese mensaje de voz, su corazón se paralizó, no pudo ocultar sus ojos brillantes llenos de amor, así que decidió darle una sorpresa.

Cuando término sus pendientes, se fue a un centro comercial, en un local, luego de probarse varios modelos, eligió un conjunto divino de ropa interior color rojo vino, con detalles de encaje dorado y unas ligas haciendo juego. 


Recorriendo el centro encontró unos zapatos del mismo color y un vestido camel con transparencias, todo un vestuario perfecto para provocar a Manuel. Para él le buscó un regalo, un bóxer gris bien ajustado, sintió una punzada en la entrepierna al imaginárselo puesto. 


Súper decidida le indicó al chofer que la llevara a su casa y que se tomara el día libre, ya no iba a salir, en el camino recibió varias llamadas de Manuel, pero con una sonrisa picara no le contestó. 

En la casa,  sacó un vino que tenía guardado, preparó todo en un bolso para llevar, se  cambió por ropa deportiva y unos tenis.

En el cuarto de Jos le sacó el juego de llaves que tenía de la casa de su padre. Y salió, a la muchacha del servicio de la casa, le dijo que saldría a correr.

Como la casa le quedaba a 20 pasos, a los minutos llegó, estaba vacía. Manuel le había dicho que no iba a estar mucho tiempo en casa, por eso le dio vacaciones a todo el personal. Entró, cuidando cada detalle para que él no notará su presencia, cuando llegara. 

Tomó un ligero baño, recogió su pelo, dejando descubierta su espalda, se vistió con todo lo que compró a excepción del vestido, le parecía mucha ropa. Abrió la botella de vino, lo acomodó junto a dos copas en la cómoda de la habitación, cuando sonó su teléfono miró el mensaje de preocupación de Manuel, y con culpa le contestó, tratando de ser lo más convincente posible -perdón amor, mi celular quedó en casa,  vuelve a casa, en la noche te hablo-.


Cuando Manuel lo recibió no le extrañó mucho, estos días su amada tenía la cabeza en muchas cosas, que se le olvidara el teléfono era lo menos que podía pasarle, resignado y con ganas de verla, se fue a casa cansado. 


Lu desde adentro sintió el motor del coche de Manuel, su corazón comenzó a latir más rápido, frente al espejo revisó como se veía. Estaba muy sexy, retocó su peinado y se colocó perfume. 

El tiró las llaves sobre la mesa de entrada, desprendiendose  la camisa, subió lentamente a su cuarto, pues quería recostares para pasar el tiempo. Al entrar, un paquete de regalo estaba sobre la cama, leyó la tarjeta "espero que puesto me calientes más que en la imaginación", abrió y vio el bóxer, muy sorprendido, no sabía que estaba pasando, miró para todos lados y detrás vio a Lu con su conjunto bien sexy, - el gris es un color que te queda muy bien- le dijo ella, -en este momento el rojo vino es mi color favorito- le respondió con un risa picara. 

Despacio ella se le acercó dejando que él la observara en su andar provocativo, los ojos de Manuel, la recorrieron por todo su cuerpo, deteniéndose en sus pechos, se acercó aún más, hundiendo su nariz en el cuello de ella, embriagado por ese nuevo aroma, un aroma que desconocía pero desde ese momento le fascinaba, ella le término de sacar la camisa acariciando el pelo de su pecho, lentamente lo fue llevando para atrás hasta el borde de la cama, lo sentó, ella arriba a horcajadas con las piernas abiertas sintiendo la erección de Manuel debajo de ella, lo que la calentaba.


Comenzaron a basarse sin límites, con una gran habilidad él la despojó de su corpiño, para poder sentir sus pechos sin que una tela se interpusiera, se los acariciaba, mientras le besaba el cuello con avidez, extasiando a Lucero, que echando la cabeza para atrás gemía sin prejuicios, se volcaron en la cama, se quitaron la poca ropa que les quedaba, tirando bruscamente las almohadas al suelo y desarreglando la cama.


Ahí sobre las sábanas se amaron, en cada envestida, las palabras de amor mezclada con gemidos musicalizaban la habitación y toda la casa, el vaivén tomó un ritmo más acelerado, haciendo que Lu lleguara al clímax, sintiendo la electricidad del orgasmo en todo su interior.


Manuel también llegó al éxtasis, y con un grito ronco y cansado recargó su cuerpo sobre ella. Sus respiraciones agitadas eran ahora su lenguaje, la forma en que se comunicaban, el sonido perfecto de que se habían amado. 


Bajo el efecto del cansancio se durmieron abrazados, pegando sus cuerpos desnudos, la luna no tardó en llegar y encontró a esos dos amantes disfrutando su paz y soledad sobre las sábanas. 

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