Aunque no estemos juntos, estarán los recuerdos...

jueves, 20 de junio de 2013

Te necesito





Lucero       11:04 a.m.

Feliz Día del Padre. 

Manuel 

Que original saludo igual Gracias.

Lucero 

Que otras palabras puedes usar para desear un Feliz Día del padre. De nada.

Manuel

Ah bueno parece que alguien se levanto de mal humor. Como te conozco

Lucero

Me conoces mal, estoy perfectamente.

Manuel

Después de todo lo que vivimos piensas que no te conozco. Por favor.

Lucero

SI, parece que te has olvidado de cuanto me conoces.

Manuel

Estas equivocada, acá la que olvido es otra. Yo no olvide. Todo iba tan bien hasta que vos cambiaste.

Lucero

Ah! Con que cambie? Mira realmente ya mejor me calló, esta conversación está muy gastada no te parece, hace dos años estamos estancados en lo mismo. Tienes que superar que yo te quiero pero no como el día que nos casamos.

Manuel

Yo si Te Amo como el día que casamos.

Leído 11:26am.



El celular de Manuel no volvió a sonar, sabía que con esas palabras había llegado al corazón de Lucero pero no quería insistir con eso, la verdad que la extrañaba mucho y no se había medido en sus emociones.
Ese mediodía Jos y La beba comerían con él para celebrar su día, así que dejo a un lado su celular olvidándose de todo y se dedico a disfrutar su día con sus hijos.
Después de toda una maravillosa tarde donde había abierto regalos, cartas y recibido mucho cariño por parte de las dos personas que más amaba en el mundo, los llevo de vuelta a la casa de Lucero porque se estaba haciendo de noche y tenían actividades al día siguiente.
Al llegar la casa estaba en oscuras, muy raro, siempre solía estar muy iluminada, entraron y no había nadie, el servicio se había retirado para su casa apartada y su mamá no estaba, en la mesa de la entrada junto al teléfono había una nota de Lucero diciendo

Jos – Beba: Antonio los va a pasar a buscar, él los llevara al colegio mañana. Yo me voy unos días de viaje, necesito escribir unas canciones, mañana los llamo. 

Los amo. Mami.



Primero los sorprendió la actitud tan repentina de Lu pero después entre los preparativos para el inicio de semana, se fueron olvidando del tema pero Manuel no, el seguía pensando en donde podría estar su amada, mientras les hacía compañía a sus hijos hasta que llegará su ex cuñado. Después de pensar tanto llego a la conclusión de dos lugares, estaba con su novio o estaba en su casa vieja de Acapulco, ella siempre se refugiaba ahí cuando algo la abrumaba, cuando la presión del trabajo era demasiada, recordaba que ella se iba y a las horas lo llamaba suplicando su compañía. Aprovecho que Toño aún no llegaba para pedirle a Jos que llamara al novio de su madre para preguntarle si sabía algo de ella, como él suponía, Michel le dijo que desde anoche no la veía y que sabía que estaría fuera del D.F por un par de días, nada más. Así una de sus opciones quedo descartada.
Al llegar a su casa después de despedir a los niños, puso dos mudas en un bolso, tomo una campera del closet, llamo a un amigo que le prestara su avión privado, ya no llegaba al último vuelo del día.
Lucero había pasado toda la tarde en la terraza de la casa, tomando sol y leyendo un libro, pero realmente su mente no estaba en la historia, solo retumbaba el “Yo Si Te Amo como el día que nos casamos”. Maldito Manuel, ya había formado una vida sin él y todavía seguía desestabilizando sus sentimientos.
Era casi las dos de la mañana, la señora que cuidaba la casa ya se había retirado a dormir, dejándole la comida en la mesa, no la había tocado estaba sin apetito, busco agua y se fue a acostar. El calor en esa zona no descendía ni a mitad de la noche, las ventanas abiertas permitían que el bramido del mar rompiera el silencio de toda la casa, con un camisón ligero de seda blanco estaba tirada en la cama, releyendo el mensaje hasta quedarse dormida.
Manuel, abrió con su llave, tanto la conocía que estaba seguro que no había modificado nada de esa casa, era el refugio de ella, el mundo se podría estar cayendo pero no dejaría ir ese lugar, él conocía perfectamente a la Lucero del mundo, la artista, la que podía con todo y la Lucero frágil, necesitada de cuidado, vulnerable, que se despertaba cuando ella estaba en ese lugar.

Despacio, evitando el crujido del piso de madera, la busco en su habitación, el viento con aroma a sal que llegaba de la orilla, le embriago la nariz, bajo una luz tenue del velador vio a través de las cortinas blancas que rodeaban la cama a su adorada, que parecía una socia griega en su aposento profundamente dormida. Se acerco cuidadosamente y vio el celular al lado, la curiosidad lo venció, estaba el mensaje de él y la respuesta sin enviar de ella diciendo: “No puedo negártelo más, Te amo y Te necesito”. El corazón de Manuel dio un vuelco, parecía que ella lo había llamado con el pensamiento. Dejo el celular en la mesa de luz, se arrodillo al lado de ella y comenzó a hablarle al oído, a hacerle cariño por su pelo que luego descendió a su cuerpo, movido por el deseo acerco sus labios dulcemente a los de ella y la besó. Lucero se despertó asustada, medio dormida no reconoció a quien tenía en frente. –Manuel, me asustaste. ¿Qué haces acá? Ándate (le dijo enojada) –No me voy a ir hasta que ir hasta que me jures que lo que me ibas a enviar en ese mensaje no es cierto (señalando el celular). –Con qué derecho me tomas mi celular. –Con el derecho de que eres la mujer de mi vida, con ese derecho. La tomo por el abrazo con fuerza, la atrajo a él y sin más la beso. Ella lo corrió, y se levanto, con la cama de por medio le dijo –salí de mi casa, ya no tienes derecho a meterte cuando a vos se te pegue la gana, ya no es como antes, ya no te necesito-. Manuel parecía un gato en celo, con paso lento se acercaba a ella mientras ella retrocedía, eso había comenzado a asustarla, nunca lo había visto así. El corazón se le detuvo al sentir la pared detrás de ella, no tenía donde salir, Manuel con dos pasos largos llego a ella, le paso la mano por su mentón, Lucero seguía enojada, le corría la cara pero en el fondo cada contacto de él debilitaba sus piernas y la hacía temblar. Despacio se acercó a su cuello y comenzó a besarlo, el perfume que desprendía la embriago y no pudo resistir más a sus encantos. Con voz dulce y seductora le dijo –Spaw, Te amo- y lo beso, fue un beso tímido sin estar completamente convencida de lo que estaba haciendo, pero Manuel lo transformo en fogoso y apasionado, entre beso y gemidos, le subió las piernas hasta su cintura y la llevó hasta la cama. Desde la punta del píe fue subiendo su mano recorriendo toda su sexy y torneada pierna, hasta por debajo de su camisón, lentamente se lo quito besando por cada lugar que iba descubriendo, ella hizo lo mismo con él, los dos desnudos solo se dedicaron a observarse y recorrerse con besos, esos lugares que tanto conocían pero hace mucho tiempo no visitaban, ella le besaba cada marca que solo eran de él y Manuel beso cada peca de su pecho y su espalda, Lucero ahogo un gemido de éxtasis.
Solo una mirada le basto a Manuel para saber que ya era el momento, la penetro con cuidado como si fuera su primera vez, parecían dos adolescentes que recién se conocían, con los labios Lucero dibujo un “Te amo” sobre su boca, y se entrego por completo a su amado. El vaivén de sus cuerpos cobro ritmo, el sudor de sus cuerpos por el calor del lugar los unía y el silencio se rompió ante sus gritos al llegar orgasmo. Sus cuerpos agitados, cansados tendidos en la cama que solo los cubría la brisa de la marea, se habían amado como los viejos tiempos. Con la cabeza recostada en el pecho de Manuel jugando con su pelo, quedo dormida con la seguridad que estaba en los brazos del hombre que verdaderamente amo toda su vida.

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